Gastronomía

De Cebreros destacan los dulces y el vino como formas más representativas de su gastronomía popular. Aunque a lo largo del año se degustan los dulces típicos cebrereños, es con el carnaval la época del año de mayor elaboración de estos manjares para el paladar. En Cebreros se llega a decir que huele a Carnaval, cuando por las ventanas de las cocinas de las casas cebrereñas fluyen los olores de esos dulces tan típicos de la fiesta por antonomasia de la villa.

Rosquillas, huesillos, retorcidos, mantecados, flores, magdalenas, sequillos, hojaldres de vino, bollos de coco entre otros son los dulces cebrereños que comparten sabores y aromas de productos de la tierra como el vino, el anís, el aceite de oliva y otros como la naranja y la leche que aunque siendo propios de otros lugares comparten mesa en todos los hogares. Hasta tres generaciones, abuelas, madres e hijos se han reunido junto a los fogones para preparar la base de estas deliciosas rosquillas, han enrollado sobre cañas de madera la masa de los delicados y sabrosos retorcidos y han amasado huesillos de forma totalmente artesanal, de modo que de uno a uno se han ido friendo estos dulces con mucho mimo y alegría.

Otro de los productos a mencionar por su calidad, son las denominadas tánganas, morcillas de arroz y cebolla elaboradas con tripa delgada con delicado mimo. Así mismo en Cebreros se preparan las buenas carnes de Ávila, asados de ternera, cordero y cabrito.

Pero si por un producto gastronómico es conocido Cebreros es por su vino. Históricamente ya desde la edad media se encuentran referencias a la calidad de los vinos de la villa. Debido a su orografía, condiciones climatológicas de un ambiente poco húmedo y la calidad de sus suelos se producen unos vinos con mucho cuerpo, afrutados y caracterizados por sus matices.

Las uvas que se emplean en su elaboración son especialmente la garnacha, el albillo, tempranillo y en menor producción moscatel, verdeja y argelina entre otras.
Ya el 6 de julio de 1884 se constituiría la Sociedad Vinícola Cebrereña y en 1954 más de 400 agricultores en busca de mejorar la producción y poder organizar la venta se asociaron en la denominada Sociedad Agraria de Transformación de Cebreros, conocida por todos como Bodega Cooperativa Santiago Apóstol.

En las últimas décadas y tras las elaboraciones realizadas por Telmo Rodríguez con garnachas cebrereñas han surgido los denominados vinos de los nuevos productores, unas elaboraciones muy cuidadosas que emplean desde la cultura ecológica a la biodinámica para crear unos vinos con mucha personalidad con producciones más pequeñas pero que son exportadas más allá de nuestras fronteras.

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